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lunes, 30 de noviembre de 2015

Medina Sidonia, completa monumentalidad.

  Medina Sidonia es tal vez, la primera aventura de los conductores nóveles de la Bahía de Cádiz y Jerez, también es lugar de copiosas comidas en las numerosas ventas de sus alrededores a la que vamos riadas de urbanitas en busca de algo de ruralidad en los fines de semana, también es lugar de peregrinación de los golosos compradores de la mejor repostería de la zona, lugar de recogida de tagarninas, espárragos y caracoles, y un enorme pastizal para los toros de las distintas y famosas ganaderías del sur peninsular. Pero ante todo, Medina Sidonia es historia, y bastante antigua, como nos dicta su nombre: Medina, que es ciudad en árabe; y su apellido Sidonia, nos indica de donde procedieron sus fundadores, los fenicios de la ciudad de Sidón (Líbano), a diferencia de los fenicios de Gadir que eran de Tiro. Así pues, estamos ante una de las ciudades más antiguas de Europa, casi a la par que Cádiz, y junto con ésta, conserva importantes restos históricos de todas las épocas, incluida la visigoda, una rareza en el sur. Hay que tener en cuenta, que hasta la aparición de Jerez de la Frontera, si había alguna localidad que compitiera con Cádiz, era Medina. Sus restos, y su monumentalidad, así nos lo atestigua. No quiero hacer una entrada específica, técnica, ni muy extensa, ni numerar uno a uno sus monumentos; pero sí dar a conocer la belleza de una urbe que se encuentra a tan solo veinte minutos de San Fernando, y así, de este modo, orientar al posible visitante que se aventure a visitarla en las próximas jornadas de puertas abiertas, que serán entre el viernes 4 y el martes 8 de diciembre, coincidiendo con el famoso puente de La Inmaculada. Ahí va de modo orientativo, y por épocas:

  • Época Romana y Visigoda: conserva la ciudad importantes restos romanos distribuidos tanto en el centro histórico como a las afueras. Entre los primeros podemos visitar (y recomendar), el Museo Municipal, en cuyo interior se pueden observar los criptopórticos y sótanos de una vivienda particular, una calle, así como parte del antiguo alcantarillado de la ciudad del siglo I d.c. y que se encuentran conservado perfectamente. Cerca, se puede visitar, dentro de un recinto, la calzada romana, un trozo de calle de época imperial muy bien conservada, incluyendo aceras, alcantarillado, e incluso un tablero de juegos de unos críos de la época. En el castillo podemos observar los restos del castellum romano, de gran amplitud, más de 60 metros y seis pequeñas torres; se distingue bien del castillo alcázar árabe por sus muros ciclópeos. En los exteriores de la ciudad destaca la presencia de la que se dice que es la iglesia más antigua en uso de Andalucía, la ermita de los Santos Mártires, de origen visigodo, si bien su fundación se remonta al siglo IV, la actual es del siglo VII, conservando los muros originarios, y parte de sus elementos visigodos (como los restos de una fuente), también conserva el templo, un pozo y una cruz visigoda, así como los restos de una villa romana sobre la que se edificó la iglesia, tales como una torre defensiva, y distintas columnas y zipos que fueron aprovechadas para las columnas de la iglesia y distintos puntos de la estructuras, y las que antes estaban dispersas por la finca, ahora se encuentran expuestas y cuidadas en el interior por el ermitaño. Cerca de la ermita se puede seguir la ruta de los puentes romanos, donde se pueden observar varios de ellos, en buen estado de conservación. 
Puente romano.
Ermita de los Santos Mártires.




Criptopórticos romanos.
Castellum Romano.
  • Época Medieval y Renacimiento: periodo de apogeo de la ciudad, de la que hereda gran parte de su trazado urbano de directa herencia musulmana. Así como las murallas, y sobre todo sus tres puertas de entrada: la de la Pastora (que aprovecha dos columnas romanas del templo de Hércules), la del Sol y la de Belén; las tres del siglo X, en estilo califal. Pero sobre todo el conjunto sobresale dos elementos: los restos del castillo y del alcázar, que forman en realidad dos partes unidas, pero de estructuras separadas por un foso. El primero de origen cristiano tras la reconquista, y que conserva la torre de Doña Blanca, donde se dicen que el rey Pedro I el Cruel, encerró a su esposa Doña Blanca de Borbón. El segundo de mucho mejor material es de origen almorávide del siglo XI. El mismo castillo conserva dependencias y fortificaciones francesas de la Guerra de la Independencia. En lo que se refiere al XVI, Medina conserva su monumento más importante, y el más representativo: la iglesia Mayor de Santa María de la Coronada, del XVI, en estilo gótico-renacentista, destacando su enorme retablo (el mayor de la provincia), sus bóvedas ojivales, y su exterior (fachada y torre) de estilo puramente herreriano, puramente escurialense, así como su claustro. Otra joya es la iglesia de Santiago, patrón de la ciudad, cuyo origen se remonta al XIV, pero el templo actual es un precioso mudéjar del XV o XVI, el exterior es una restauración del XVIII. Olvidada de las rutas turísticas (y por las autoridades) la ermita de Santa Ana se encuentra a un paso del arco del Sol, es del XVI, y desgraciadamente, se encuentra en ruinas. Otro templo de la época, es la iglesia del antiguo hospital de San Juan de Dios, del siglo XVI, en estilo renacentista. Adosada a las murallas, y cercanas al arco de Belén, se pueden ver las Caballerizas del Duque, que como su nombre indica hacía tal función y también formaba parte del enorme conjunto defensivo de Medina, es del siglo XVI.
Iglesia de Santiago.

Castillo cristiano.

Alcázar árabe.

Torre de Doña Blanca.

Iglesia Mayor de Santa María de la Coronada.
Arco o puerta del Sol.

Ermita de Santa Ana.

Arco de Belén.

Arco o puerta de la Pastora.

Calle medieval.

  • Época Moderna hasta principios del XX: todavía guardará Medina Sidonia años para la buena arquitectura. El siglo XVIII, como en gran parte de la provincia, vivirá la localidad otra era de riquezas. De aquel siglo nos queda algunos palacetes, como la casa de los Enrile. Y sobre todo su magnífico Ayuntamiento, en estilo neoclásico y preciosa fachada que da carácter a la plaza de España. En lo que se refiere a templos religiosos deberíamos destacar en un principio la cercana iglesia de Victoria, del XVII, en estilo barroco, con tres grandes naves y enorme cúpula. De entre el XVII y el XVIII se encuentra en frente de la mencionada iglesia, el Convento de San Cristóbal o de las Monjas de Abajo, también en puro estilo barroco. Así como el Jesús, María y José o Monjas de Arriba, de los finales también del XVII, en estilo barroco, y con magníficos frescos en su cúpula, así como dos llamativos cañones que adornan su entrada. Del XIX, son dos obras puramente urbanas, una es el Parque Municipal El Caminillo, uno de los primeros parques de la provincia, junto con el Genovés de Cádiz, y que como éste, guarda aún su aspecto romántico. Por otro lado, el Mercado de Abastos, de típica arquitectura isabelina, tan propia de los edificios de la época y que ordena los puestos en un patio porticado.
Ayuntamiento.

Mercado de abastos.

Monjas de Arriba.

La Victoria.
  Asimismo, para terminar, recomiendo la visita al reciente Museo Arqueológico, construido (como ya he mencionado) junto a las cloacas romanas, y el Etnográfico, que resume el modo de vivir de la Medina Sidonia tradicional, sobre todo la de ámbito rural. Disfruten del puente, ya que se prevee tiempo bueno, y un saludo desde el sur. 
  

sábado, 21 de noviembre de 2015

Tierra de buitres.

 Hace unos días, en los que el viento de levante ha estado más o menos fuerte, ha aparecido (una vez más) un ejemplar de buitre leonado en la vecina ciudad de Cádiz. Enseguida hubo personas que hablaron de la anormalidad del asunto, y su relaciones con el cambio climático...No obstante, y sin entrar en una discusión bizantina de transformación del clima sí o no, quiero hablar de lo común, que no frecuente, aparición de éstas aves rapaces, y otras muchas forestales y serranas, en la Bahía de Cádiz. La cuestión viene siendo escrita y detallada en multitud de textos desde hace varios siglos, en los que siempre, tras un temporal de levante, normalmente fuerte, un buitre leonado aparece por algún rincón de nuestras ciudades. Como es lógico, el animal se encuentra desorientado y débil, y eso es, debido a la forma de volar, o más bien planear de dichas aves. Los buitres y otras grandes aves, como es el caso de las cigüeñas, debido a su peso, hacen un gran esfuerzo al batir las alas, y por ello recurren a las corrientes térmicas que hay en el aire, por ello es más frecuente ver grandes bandadas en días de sol, y no nublados o de lluvia, en el que estas corrientes o escasean, cuando no directamente, no existen. Con ello logra alcanzar una buena altura para planear con el mínimo esfuerzo posible. Y por eso, algunos buitres, cuando hay temporal de levante, procedente del este, de nuestras sierras, acaban en nuestra comarca.
 Ahora bien, explicado ésto, hay que aclarar las especies de buitres que hay en nuestra provincia; una tierra pródiga en rapaces, y que concentra una de las mayores poblaciones de buitres leonados de Europa, a la par con Navarra en España, los dos lugares donde más parejas hay. Preferentemente, se concentran en las zona oriental de la provincia, por ser éstas zonas montañosas y boscosas, o con multitud de riscos, en su defecto. Pero no huyen de la costa, como las existentes en la parte de Tarifa o Algeciras, de carácter montañoso también. Y expanden la búsqueda de comida por la campiña, donde hay abundancia de reses taurinas; cuyos cadáveres son exquisito manjar para dichas aves. Además, los buitres buscan con ello, terrenos despejados de arbolado donde poder otear bien desde el aire. Una vez aclarado, voy a explicar las especies que hay, hubo o posiblemente habrán en un futuro:

  • Buitre leonado (Gyps Fulvus): la estrella de nuestra sierra, y el más abundante de nuestra provincia con mucha diferencia. Es el segundo buitre en tamaño de Europa, con unos diez kilogramos de peso medio, y una envergadura de sus alas que puede alcanzar los dos metros y medio. Suele habitar sobre todo en terrenos montañosos, o donde haya cortados y cañones. En nuestra provincia se puede observar, con absoluta facilidad, en casi cualquier sitio, destacando el peñón de Zaframagón, ciertas zonas de Grazalema, como el Salto del Cabrero o la Garganta Verde (en ambos donde se pueden ver volando debajo del observador), así como en Los Alcornocales, en la zona del Picacho, en el Estrecho, o fuera ya de los parques naturales, en el Tajo del Águila, en éste último lugar, con una cercanía descarada. Pero cerca de San Fernando es también muy fácil de ver buitres, a tan solo veinte minutos, en la campiña de Medina Sidonia, se suelen dejar ver, para ello, recomiendo el Cordel de los Marchantes, pasado el cementerio mancomunado. Es el más gregario y social de los buitres, formando grandes colonias.
  • Alimoche (Neophron Percnopterus): la segunda especie de buitre de la provincia, no es abundante, y además, a nivel mundial, su población sufre un grave descenso de efectivos. De hecho, hay apenas una veintena de parejas en Andalucía, de las cuales, dieciséis  se encuentran en nuestra provincia, y el resto, repartidas entre Jaén con cuatro y Córdoba, con solo dos. Dándose casi por extinguido en el resto de la comunidad autónoma. El alimoche es conocido como buitre sabio (también apodado buitre egipcio), por su inteligencia a la hora de aplicar el uso de herramientas, como el uso de piedras con el pico para romper los huevos de avestruces, entre otras habilidades. Es el más pequeño de los buitres europeos con apenas dos kilogramos de promedio y metro y medio de envergadura. 
  • Buitre negro (Aegypius Monachus): es la espcie de buitre de mayor tamaño de Europa, con un peso comprendido entre los siete y doce kilogramos, y pudiendo alcanzar los tres metros de envergadura, aunque su media sea de dos metros y medio. A diferencia del resto de buitres ibéricos, que viven en zonas montañosas o de roquedo, el buitre negro prefiere los terrenos boscosos, sobre todo adehesados, como en Extremadura o Sierra Morena (sus paraísos). No es especie nidificante en nuestra provincia, no obstante se puede observar con facilidad a muchos ejemplares jóvenes mezclados con buitres leonados, pues toman nuestra tierra como territorio de dispersión. Asimismo, existe un proyecto de reintroducción en nuestra provincia, como en la vecina de Málaga, por parte de la Junta de Andalucía. 

  • Quebrantahuesos (Gypaetus Barbatus): el buitre barbado no existe ya, en nuestra provincia. Lejos quedan los tiempos románticos del XIX, en los que A. Chapman y J. Buck exploraron el sur de España, escribiendo La España Salvaje y España Inexplorada, y anotando la presencia de la especie desde las serranías de Grazalema a los acantilados del Estrecho. A diferencia de los otros buitres, éste aprovecha los restos del cadáver cuando apenas queda nada, alimentándose de la poca carne existente, y sobre todo del tuétano de los huesos que rompe tirándolos desde las alturas. Su envergadura puede alcanzar los tres metros, y su peso ronda entre los cuatro kilogramos y medio y los siete. Actualmente solo queda una población autóctona en España, en el Pirineo aragonés, extendiéndose al navarro y al catalán. En semilibertad existen en los Picos de Europa y Cazorla, donde participan en un programa de reintroducción. Se espera que en un futuro (lleva planeándose desde los noventa) vuelva a nidificar en Grazalema, pues fue uno de los sitios escogido para el mismo plan, esta vez, por parte de la Junta de Andalucía. 

  • Buitre moteado o de Rupel. (Gyps Rueppellii): la última, y al parecer la futura incorporación a la fauna ibérica. A pesar de que se encuentra en peligro de extinción ha venido tomando su área de dispersión por nuestra tierra, que se encuentra a miles de kilómetros de sus áreas de origen, el África subsahariana oriental, es decir, los territorios de sabana, llegando hasta Etiopía y Eritrea, como rincones más cercanos a Cádiz. Sin embargo, la presencia de ejemplares jóvenes mezclados con buitres leonados es cada vez más común. Al igual que el Elanio Azul (Elanus Caeruleus) o la Garcilla Bueyera (Bubulcus Ibis) son aves que ven en nuestras dehesas de la España occidental un ecosistema parecido al suyo de origen. Pueden llegar a tener una envergadura de dos metros y medio, y un peso de hasta nueve kilogramos. Tiene, además el récord de ser el ave que voló a mayor altura, unos once mil metros (largos), llegando a impactar con un avión.
 Por último, decir que cada buitre cumple una función (cual bisturí), una vez avistado un cadáver. En una secuencia ideal, suponiendo que los cuatro buitres ibéricos ocuparan toda la península, sería así: 
  • Primero se acercan los cuervos y demás córvidos, así como los alimoches, de picos "más blandos", para ir arrancando los primeros trozos, y los órganos blandos, como los ojos. 
  • Posteriormente sería la hora de los buitres negros, que en pequeña cantidad, se acercan con su cuello más corto, y su pico más robusto y duro, a rasgar las partes duras como la piel, músculos, y demás.
  • Luego sería el momento de los buitres leonados, de cuellos más largos, y que aprovecharían, los órganos internos, sobre todo. Vendrían en grandes bandadas, y habría disputas por la comida.
  • Por último, el quebrantahuesos aprovecharía lo restante, sobre todo los huesos, que arrancaría de los restos, para salir volando, y desde el aire, tirar el hueso escogido con el fin de romperlo y alimentarse del tuétano.
 Todavía en nuestra provincia podemos presumir de la presencia de tres de los grandes buitres ibéricos, más la incorporación del moteado. Aunque eso sí, solo críen el alimoche y el leonado, en muy buen número. Tan solo el quebrantahuesos es imposible de ver, aunque esperemos que en un futuro, en nuestra provincia podamos presumir de tener los cuatros (o cinco) grandes buitres europeos. Un saludo desde el sur. 


domingo, 15 de noviembre de 2015

Montmartre eterno.

Basílica del Sagrado Corazón.
 Lleva París, una racha cruenta e imperdonable de atentados, y es que una vez más, la Ciudad de la Luz, al igual que Francia, aún sin quererlo, son siempre el centro del mundo; y todo lo que ocurre allí, acaba convirtiéndose en un momento clave de la Historia Universal. En Francia se gestó el feudalismo de la mano de Carlomagno, los reinados absolutistas por parte de Luis XIV, desde allí nos llegó la Ilustración y las luces de la razón, la Enciclopedia, y en París nació la revolución, los ideales políticos y el concepto de democracia occidental. Además, aún derrotada y humillada, Francia siempre logró estar entre las grandes potencias en los momentos claves en los que el había que dirigir o dividir al mundo, como ocurrió en Yalta, a finales de la II Guerra Mundial. Sin embargo, el París más atractivo, el menos oficial, el más golfo, es el Paris bohemio y juerguista de Montmartre. Aunque, evidentemente, hoy ya no es lo que era, sigue teniendo ese alma del que tuvo y retuvo. 

Calle colindante con Abbesses.
 Conviene visitar el barrio en dos ocasiones, una de día, y otra de noche. En ambos casos, venga desde donde se venga, es recomendable bajarse en la estación de metro de Anvers, allí, una calle cuesta arriba y llena de tiendas de souvenires y recuerdos, nos lleva directo al Montmartre, una vez acabada dicha calle, se llega al parque donde Amélie Poulain dejó una nota a su amor platónico, con carrusel incluido. Se puede optar por subir a pie por dicha arboleda, en funicular, o por las escaleras paralelas al mismo, para llegar a la cima de 130 metros, donde se sitúa la basílica del Sagrado Corazón o Sacré Croeur. Una vez llegada a la misma, observamos por un lado una espectacular vista de París, y  por el otro, la imponente basílica neobizantina que fue construida entre 1.875 y 1.914, como edificio religioso que sirviera para homenajear a los caídos en la Guerra Franco-prusiana. El interior es tan magnífico como el exterior, una imagen de solemnidad recorre nuestros huesos a pesar de la relativa modernidad que tiene el templo. Una vez visitado la basílica es casi obligatorio bajar por las escaleras que nos llevarán a la Plaza de los Pintores, reconocible por la cantidad de retratistas que hay en el mercadillo existente. Fue en efecto éste, el barrio de los pintores y todos los artistas en general, como Pablo Picasso, que vivieron y/o hicieron trabajos aquí. Montmartre siempre rivalizó en cantidad de artistas con el barrio de Montparnasse, al otro lado del río. Pero a diferencia de éste último, el barrio de Amélie además, gozó (o sufrió) de la fama de ser la nueva Gomorra contemporánea, donde se daba lugar a todo lo pecaminoso posible: fumaderos de opio, absenta, lujuria por doquier, alcohol, y todo tipo de juerga que se pudiera uno imaginar... y con ello, toda la delincuencia posible; todo cabía y valía en Montmartre, desde lo mejor a lo peor, pero eso sí, siendo el centro mundial del arte. Hoy día, monte arriba, en el barrio se respira mucha tranquilidad, y cierto aire de pueblo, a pesar del gran número de sex shops existentes, y que se multiplican a medida que uno baja camino al Boulevard de Rochechouart. Sin embargo, aún conviene pasear y callejear por el barrio, y observar que París esconde aún algunas sorpresas más, como sus pequeños viñedos repartidos entre algunas casas del distrito, dando cierto corazón rural y de campiña, en medio de la gran ciudad. Para terminar de callejear por esta zona termino con la Plaza Des Abbesses, donde se encuentra la estación de metro del mismo nombre, inaugurada en 1.912, y de estilo Art Nouveau, lugar donde Amélie vio por primera vez a Nino. Además hay una curiosa iglesia neogótica bajo la advocación de San Juan, así como un pequeño parque, donde se sitúa el "Muro de Los Te Quiero", un mural, de 40 metros cuadrados y 612 baldosas donde Fréderic Baron recogió todas las frases de amor posible y en todos los idiomas. 
Pequeñas huertas adornan el barrio.

Cafetería de los Dos Molinos.
 Bajamos ya al boulevard, y las tiendas, fruterías, panaderías, y restaurantes de toda la vida  se abren paso, es la rue Lepic, calle comercial donde las haya, pero es una cafetería la que nos llama la atención, es la de los Dos Molinos o de 2 Moulins, el lugar donde trabajaba Amélie Poulain, y en cuyo interior se pueden ver muchas fotos y carteles de la película. Solo unos metros más abajo se encuentra ya el boulevar, y uno de los lugares más esperados y fotografiados: el Molino Rojo o Moulin Rouge. El cabaret más famoso de París, y tal vez del mundo, y que aún ofrece grandes espectáculos. Como curiosidad, decir que fue construido en 1.889 por un español, Josep Oller, quien también era dueño del Olympia. Inmortalizado en el 2.001, en el film del mismo nombre, no es difícil imaginarse a Christian y Satine cantando en las animadas noches de la zona. De día una cantidad enorme de turistas se hacen fotos en la entrada, y de noche, igualmente, pero con bastante peor ambiente, aunque es indispensable de conocer si se quiere captar el alma del barrio. Un reguero de sex shops jalonan uno y otro lado del boulevard. No obstante, uno no puede completar una visita al barrio (y esta sí, de día, por cuestión de horarios), sin visitar el cementerio de Montmartre, que se encuentra justo detrás. Después de tanta vida y bullicio, viene el recogimiento y el escalofrío de huesos; y la visita, al igual que diría Jorge Manrique, todo acaba con la muerte. Cuesta creer que un puente de tipo escalextric, de denso tráfico pase por encima del camposanto, pues el silencio es absoluto, solo roto por los graznidos de los cuervos. Aparte de su monumentalidad, reposan en él numerosos personajes famosos, ya sean históricos, artistas o pensadores, como Degas, Alejandro Dumas o Teólifilo Gautier entre otros. Vaya aquí, mi particular homenaje a la Ciudad de la Luz, centro del mundo, de la historia, de las tendencias, las modas...y los viajes de novios de media Europa. Un saludo desde el sur.

Vista de París desde el Sagrado Corazón.


Basílica en Montmartre.

Casa ocupada por enredaderas.

El Moulin Rouge.
Iglesia en el barrio.



Saint Jean de Montmartre en Abbesses.
Metro de Abbesses.

Calles del barrio.
Fuente en Abbesses.


Tejados del barrio.


Parque en el barrio.

Muro de Los Te Quiero.

Calle típica con escaleras.

Calle típica del barrio.

Caserío típico del barrio.



Boulevard de Rochechouart

Cementerio de Montmartre.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Playa de La Casería.

 Ha pasado el verano, y tal vez haya perdido la oportunidad de recomendar en una época inigualable, un rincón único, y tal vez de los más auténticos, de nuestra geografía. El verano es la época de las playas, pero también el otoño reviste de encanto con sus humedades, brumas y neblinas nuestro litoral. La playa de La Casería es de esos rincones que nunca se olvidan, y al que siempre llevo a los foráneos que traigo. Tal vez no sea un rincón monumental, pero sí es un sitio que le gusta a todo el mundo que lo visita, y que encierra más historia de la que parece. Otro punto a destacar es como observatorio de aves, ya que es un lugar más que recomendable para ello. Pocos saben que aquí hubo un campo de prisioneros republicanos en la dictadura de Franco, o que el famoso "Bartolo" se encuentra encima de una batería de la Guerra de la Independencia, que junto con la cercana de Punta Cantera, lograron rendir a la escuadra de Rosilly, refugiada en la bahía tras el desastre de Trafalgar. Desde aquí se ven centenares de barcas de pescadores, en el mar o varadas en la arena, con el bonito fondo de Cádiz y Puerto Real con sus espectaculares puentes.

 La playa de La Casería fue hasta hace poco la única abierta al público en San Fernando, y por ello se pueden ver fotos antiguas en las que se ven multitud de casetas y de bañistas a principios y mediados del siglo XX. Hoy día, solo algunas personas del barrio la frecuentan, a pesar de que tiene, como toda playa, sus servicios en verano. Es esta una playa interior, al fondo del saco de la Bahía de Cádiz, más fangosa que arenosa, y sobre todo, es de pescadores. De ello nos da cuenta los restaurantes que existen, con especialidades en pescado fresco que se ven sacar en cubos, directamente del mar para el plato. Más fresco imposible. Y son las casas de los pescadores lo más pintoresco del lugar; los lugares que sirven para almacenar sus aparejos, y que están adornados de distintos colores, y que nos transportan imaginariamente al Caribe. Para colmo de tipismo y belleza, nos encontramos con algunas barcas haciendo de tiestos para plantas. Una vez pasamos las casas, y nos volvemos a adentrar en la playa, podremos observar una de las imágenes más tradicionales de San Fernando. Aquí rodó el grupo SFDK, un videoclip donde simulaban encontrarse en Panamá, y donde se destacaba las coloridas casas con las torres de pisos de fondo. Porque esa es otra, para bien o para mal, las tres polémicas torres (iban a ser diecinueve si la crisis no lo hubiera evitado) se han convertido, guste o no, en un símbolo más del barrio y de la ciudad, observables desde cualquier rincón del saco de la bahía, pues son los edificios más altos de la localidad. Otro rincón a recuperar, y en preocupante estado de ruina y descuido, es el llamado Cementerio de los Ingleses, en el que no se enterró ningún británico, sino franceses de Rosilly o Bailén que murieron víctimas del hacinamiento y escasez sufridos mientras fueron prisioneros. Actualmente, la vegetación y el paso del tiempo se están encargando de echar abajo lo poco que queda de él.

Cementerio de los Ingleses.
 Sin embargo, prefiero terminar con unas de mis vistas preferidas, la de un San Fernando que parece que no ha cambiado en años. Me refiero a la del sector más occidental de la playa, donde se encuentran las dos palmeras, una de tipo californiana, y otra más tradicional, canaria (se distinguen de las datileras por su tronco grueso). Desde allí se ve un magnífico rincón, con la playa, las últimas huertas de La Casería, y como fondo, los polvorines y la fortaleza de Punta Cantera; otra vista más de aspecto caribeño en este lugar de la ciudad. Y es que Cádiz y su provincia, a veces, parecen más cubana que Cuba. Un saludo desde el sur.