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domingo, 14 de febrero de 2016

Calles II.

  Continuo una segunda entrada con una selección de calles peninsulares más bellas que he escogido de distintas localidades que he visitado. Empezaré otra vez con la letra L, ya que se me olvidó una pequeña población, que es una belleza serrana y la murciana Cartagena, que tenía en otra tarjeta de memoria. Sin más dilación, comienzo enumerando más calles, y más pueblos:
  • Cartagena. Calle Mayor. La localidad conserva uno de los mayores patrimonio monumentales del levante peninsular, y de todo el país. Sin embargo, pese a que con todo mérito, es conocida por sus monumentos militares y arqueológicos, en el plano arquitectónico civil destaca por la abundancia de un modernismo de gran calidad. La calle escogida, es céntrica, comercial y peatonal, pero no por ello, uno no debe detenerse en mirar las bellas fachadas de gran maestría plástica. 

  • Laroya. Avenida de Andalucía. En este pequeño pueblo de los Filabres almerienses, no he escogido una calle tradicional, que las hay, pero sin duda, la belleza de la localidad está en su estampa misma. La avenida (en realidad calle), sirve de mirador del centro histórico, destacando la iglesia parroquial de San Ramón Nonato, joya renacentista del XVI; y con un fondo paisajístico serrano de bancales y altas montañas que nos trasladan a paisajes exóticos.

  • Macael. Calle Ejido. Siguiendo en los Filabres, en el pueblo vecino del anterior, la ciudad del mármol, conserva aún, rincones típicos de su centro histórico. De arquitectura popular filabresa, donde abundan los callejones recónditos, sinuosos y con porches de madera de pino, recordando, claramente, su pasado musulmán. La calle escogida, además, está adornada, y muy cuidada con macetas y plantas de todo tipo.
  • Madrid. Costanilla de San Andrés. En la capital española, hay miles de calles donde escoger, porque la localidad se caracteriza por tener distintos barrios, con diferentes caracteres. Hay un Madrid de gustos franceses, otro de financiero y de rascacielos, otro de los teatros... Pero sin duda, para mí, el más auténtico, el que conserva el alma de localidad, con aire a pueblo, por su tranquilidad y su paz; es el Madrid de los Austrias, donde en muchos callejones puedes tener la sensación de encontrarte a algún espadachín del Siglo de Oro. La calle escogida, es en pleno barrio, junto a una pequeña plazoleta, la bonita iglesia de San Andrés y un parquecito. Destaca como fondo la cúpula de la Catedral de La Almudena. Cerca de aquí se encuentra una de las iglesias más antiguas de la ciudad, la de San Pedro el Viejo, con su espectacular torre mudéjar.
  • Manresa. Paseo del Río. Era difícil escoger una vista de este grupo de calles espectaculares. La zona tiene tres de los más importantes monumentos de la localidad: el Puente Viejo, medieval, del siglo XII; la Santa Cova o Cueva de San Ignacio, joya arquitectónica de varios estilos, y sobre todo, la Colegiata Basílica de Santa María de Aurora o La Seu (en la imagen), como es conocida por los lugareños. Una joya gótica, que esconde también, algunos elementos románicos. El fondo de paisaje de las montañas de Montserrat añade más tipismo, si cabe. 
  • Málaga. Calle Alcazabilla. Otro rincón de difícil fotografía, pues de un lado, se puede observar las murallas de la espectacular Alcazaba, una de las mejores de Al Andalus, y justo debajo, el Teatro Romano, que aprovecha la pendiente de la montaña misma. No obstante, he escogido esta vista, donde se puede observar como fondo la Catedral Basílica de La Encarnación, apodada la Manquita, porque le falta por terminar una de sus torres. No obstante, es una bonita joya renacentista del XVI. Las callejuelas que separan la calle escogida y la seo, son dignas de ser recorridas.

  • Marbella. Calle Gloria. Con esta imagen me gusta romper el tópico que tiene la localidad de turismo de playa y grandes lujos. De ciudad fea, llena de urbanizaciones y corrupción. Nada más lejos de la realidad, la urbe esconde un curioso, y muy cuidado, centro histórico que sorprende a quien lo visita, pues se pueden encontrar típicas plazas, calles y callejones andaluces, adornados con macetas, plantas, y naranjos, entre palacetes e iglesias renacentistas. La vía escogida desemboca en la Iglesia de La Encarnación, de tipo barroco, que se construyó entre los siglos XVI y XVIII.

  • Marchena. Calle Palacio Ducal. Una ciudad injustamente desconocida por muchos, esconde algunos de los monumentos más sorprendentes de una provincia, de por sí rica en patrimonio. La calle escogida es la típica andaluza, blanca, estrecha, con arcos y adoquines. Si bien tiene la particularidad de que desemboca en el antiguo Palacio Ducal, cuyos restos se encuentran integrados en el viario urbano, y nos da fe de la magnificencia que tuvo tiempos atrás. En una primera impresión, uno tiene la sensación de encontrarse ante algún monumento Mesopotámico. Su techo aún se puede ver en el Palacio de la Condesa de Lebrija en Sevilla. Justo detrás de los arcos renacentistas, se encuentra la iglesia de Santa María de la Mota, gótico mudéjar del XVI, junto al Convento de Santa María de la Concepción del XVII.
  • Medina Sidonia. Calle Muro. Una localidad en la que ha sido difícil escoge una vía en concreto. Sin embargo, he optado por una de las más tradicionales, y que más define el rico pasado histórico de la ciudad. La calle  Muro, es una calle típica andaluza, estrecha, blanca, con patios y zaguanes, que desemboca en el conocido Arco de La Pastora, de tipo Califal, del siglo X, y que aprovecha dos columnas romanas como basamento. Además justo detrás, atravesando éste, se pueden ver restos de las murallas árabes, y una bonita fuente, adornado todo, con una espectacular escalinata.
  • Minas de Riotinto. Barriada Bellavista. Aquí no hay una calle en concreto, con un nombre definido, sino toda una urbanización de lujo, del siglo XIX, que se construyeron para los ingenieros y mandamases ingleses que venían a vivir, y a trabajar para las minas de Rio Tinto Company Limited. El barrio consta de pistas de tenis, piscinas, jardines, iglesia, club social, etc. Así como multitud de casas, de estilo inglés, que varían el tamaño según jerarquía laboral del momento. En la entrada de la urbanización la casa cuartel de la Guardia Civil, de la misma época, para mayor seguridad de sus habitantes.
  • Monchique. Rúa do Porto Fundo. Localidad serrana del Algarve portugués, que se encuentra rodeada de espesos bosques y donde cerca, se encuentran las mayores alturas de la zona. Conserva muy bien cuidada la arquitectura típica del sur portugués, así como sus iglesias. La calle escogida representa lo dicho, es en cuesta, con escaleras, y en cuyo fondo se puede ver la iglesia del cementerio.
  • Olhao. Rúa do Pinheiro. Seguimos en el Algarve portugués, en una localidad costera, que bien me recuerda a San Fernando, pues se encuentra rodeada de marismas. Y además, es una ciudad con arquitectura cúbica, más andaluza, y con azoteas en vez de tejados, a diferencia del resto de Portugal. Lo más típico es el Barrio de los Pescadores, de la cual, he escogido una como imagen, para dar cuenta de la belleza solitaria y silenciosa de las calles del centro de la urbe.
  • Olvera. Calle Calzada. Uno de los pueblos más conocidos de la serranía de Cádiz, y ésta, una de las estampas más tradicionales, pero también de las más bellas y pintorescas de la localidad. La vía es estrecha, en pendiente y escalonada, con el majestuoso fondo de la parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación, joya neoclásica con proporciones de catedral. La rúa es en realidad, una continuación de la Calle Llana, donde se pueden observar varios palacetes de interesante arquitectura.
  • Osuna. Calle San Pedro. A pesar de la monumentalidad de la localidad, no me ha sido difícil escoger vía en esta ocasión. Porque hay muy pocas calles en nuestro país que puedan presumir de tal densidad palaciega y monumental, y ser a la vez, una auténtica desconocida para los no andaluces. Caigo en el pecado de que es una de las pocas del lugar que no tienen como fondo la Colegiata o la Universidad, pero sólo los palacetes de la misma, dan para un rato de fotografías. Destacando (en primer plano de la imagen) el del Marqués de la Gomera o la Cilla del Cabildo, entre otros. Todos de preciosistas y ondulantes fachadas barrocas, uno tras otros en cuesta, desembocando en la Calle Carrera, otra de grandes joyas arquitectónicas. Una suerte de Florencia andaluza.

  • Portimao. Avenida Tomás Cabreira. Ni la ciudad ni la avenida se caracterizan por su patrimonio, pues es el típico barrio de apartamentos y pisos a pie de playa, con multitud de restaurantes y pubs. Sin embargo, lo mejor se hace esperar, y al final de la misma, en una curva se encuentra la Fortaleza de Santa Catarina, del siglo XVI, para proteger el río Arade de las incursiones piratas. La panorámica desde la fortaleza es espectacular, por un lado la playa Da Rocha, una de las mejores y más bellas de Portugal, y del otro, el propio río con la acantilada costa de Parchal.
  • Priego de Córdoba. Calle Adarve. Otra localidad, monumental, y de difícil elección, pues tiene vías espectaculares. Pero he optado por una de las más típicas y famosas, y cuyo nombre viene a indicarnos su origen defensivo. Y que hoy es una suerte de balcón del propio pueblo a las serranías Subbéticas. Se encuentra adornada por varias fuentes, y bordea al Barrio de la Villa, de origen y estilo musulmán, similar a la Judería cordobesa, o al Albayzín granadino. La vía termina en el señorial Paseo Colombia.
  • Puerto Lápice. Calle El Molino. No es un callejón sinuoso, ni siquiera de lo más antiguo. Sin embargo, es de pura esencia manchega. Realmente, el pueblo creció alrededor de las ventas que existían a lo largo del camino a Murcia en el Siglo de Oro. Hoy día queda una, la llamada Venta de Don Quijote, donde se dice que el ilustre hidalgo pasó varias noches, y en ella, fue armado caballero, aunque realmente, la factura del edificio actual es del siglo XVIII. En frente la iglesia de Nuestra Señora del Buen Consejo, moderna, pero de interesante arquitectura neorrománica.
  • Ronda. Calle Real. Muy difícil escoger en la monumental localidad malagueña. No obstante, si tengo que elegir una calle, no tan espectacular como la del Tajo, sería ésta. Pues concentra una cantidad enorme de monumentos desde los orígenes medievales de la ciudad, hasta los renacentistas y barrocos. Todo ello en una calle enchinada y en cuesta. Se puede ver aquí tanto el Puente Viejo como el Nuevo, las murallas medievales, la Puerta de Felipe V, del XVIII, y siguiendo la calle la iglesia de Padre Jesús (en la imagen al fondo), gótica del siglo XV, así como en frente de la misma, la espectacular fuente de los Ocho Caños, del XVIII.

  • Rota. Calle Carmen. La costera ciudad gaditana, es famosa por su base naval, sin embargo, esconde un pequeño pero bonito centro histórico, que rodea al Castillo de Luna, y a la iglesia gótico renacentista de Nuestra Señora de la O. Es la misma que se ve en la imagen, desde un pequeño arco ojival de origen gótico, y que perteneció a las murallas medievales de la localidad. Hoy día se encuentra en un bonito paseo marítimo. La calle es estrecha en un principio, para ensancharse al final (con otro nombre) y acabar convirtiéndose en la plaza que da lugar tanto al castillo como a la iglesia.

  Continuaré ya, en una tercera y última entrega con un buen número de calles para visitar y fotografiar. Un saludo desde el sur.