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martes, 6 de diciembre de 2016

Calles Principales.

  Casi todas las ciudades tienen de alguna manera, una serie de calles, paseos o plazas que sirven para ordenar el viario urbano, a modo de espacio central, como centro de todas las actividades festivas, lúdicas, u oficiales entre otras. Hay casos extremos, claro está, por los dos lados, como orden absoluto de las calles, y otras, de urbanización caótica y desordenada. Dos ejemplos de esto son dos grandes capitales europeas, París, como ejemplo de urbanización modélica, que sin embargo, costó arrasar por completo la ciudad medieval (algo que hoy sería considerado una barbaridad), para llevar a cabo el proyecto del barón Haussmann, que consistía en la reurbanización de la Ciudad de la Luz en grandes avenidas, plazas y bulevares que vemos hoy en día, en una perfecta armonía arquitectónica; dejando solamente los principales edificios anteriores al XIX, tales como la Catedral, iglesias y algunos palacios. Por el contrario, al otro lado del Canal de la Mancha, Londres, es una ciudad hecha a parchetones, una unión de distintas localidades (Westmister,  City, o Southwark, entre otros), sin un proyecto claro de urbanización, sin apenas grandes avenidas, si exceptuamos a Oxford Street, que tiene dos carriles, uno para cada sentido. La urbe es víctima de un crecimiento desmesurado que sufrió en el XIX, cuando pasó a ser la ciudad más grande y poblada del mundo, todavía hoy, es la segunda o tercera de Europa, tras Moscú y Estambul.

El proyecto de ordenación de Haussman cambió para siempre a París.
 A groso modo podemos distinguir tres vías estructurales (excluyendo plazas), por su nacimiento:
  • Calles trazadas de nueva urbanización. Caso en el que se traza una nueva calle, partiendo de cero, en un terreno sin urbanizar. En la mayoría de los casos, desde el siglo XIX, se trazan a cordel de modo ortogonal, con una calle principal en el centro. Un ejemplo claro son los ensanches del norte industrial, caso de Barcelona o Pamplona. O las ciudades diochocescas como la Calle Ancha de Cádiz.
Calle del barrio de San Carlos de Cádiz. Recta
y con armonía arquitectónica
  • Calles estructurales que nacen de un camino. Son ciudades o pueblos que nacen a raíz de un camino, carretera o cañada. Su evidente estructura, es entorno a dicho camino del que nacieron ventas, casas de postas, comercios y lugares de descanso. Su estructura, a pesar de su aparente regularidad, está trazada sin orden ni concierto alguno, con la anchura de la calle variable debido a que las casas se han ido construyendo sin trazado alguno. Algún ejemplo claro de este tipo de calle, es el caso de nuestra propia ciudad: San Fernando, y su Calle Real, antiguo Camino Real. Otros casos son la Avenida de Cádiz, antigua Vía Augusta, o La Castellana de Madrid, que fue, y sigue siendo parte de una cañada, o en muchos pueblos del norte, que se desarrollaron al amparo del Camino de Santiago, como Puente de la Reina. 
Calle principal de Puente de la Reina, nacida del Camino de Santiago.
  • Calles que nacen de un proyecto de sustitución de viario antiguo. Un claro ejemplo del mencionado caso de París, se arrasa parte de una ciudad medieval o anterior al XIX (o entera), para sustituirla por una nueva vía que ordene un congestionado centro urbano. Un ejemplo claro, aparte del mencionado de París, lo encontramos aquí mismo en Madrid, con la Gran Vía, o en Barcelona, con Las Ramblas, producto de las Desamortizaciones decimonónicas donde se derriban multitud de conventos y monasterios, algo típico en la historia urbana de muchas ciudades españolas.
Gran Vía de Madrid, ejemplo claro de oxigenación de un centro histórico.
     Ahora bien, no todas estas calles estructurales tienen la misma función, de las cuales hay que distinguir de varios tipos:
    • Calles para tránsito. Calles principales para el tráfico principal de la ciudad o del barrio en concreto.
    • Paseos ajardinados. Para esparcimiento y entretenimiento de los ciudadanos.
    • Para mercados, teatros y comercios. Negocios relacionados con el ocio.
    • O mixtos. La mayoría de los casos, casi ninguna tiene una sola función.

     Ahora bien, una vez explicada, brevemente, la historia y función de las calles estructurales voy a mostrar unos cuantos ejemplos, que sirvan para mostrar claramente a lo referido.
    • Madrid. Tenemos tres casos: 
      • Gran Vía. Calle que nació de la destrucción del antiguo mobiliario urbano, para desahogo del centro, y dar mayor fluidez al tráfico, mayor higiene, y un lugar de esparcimiento para los madrileños. Se puede distinguir dos tramos, uno inicial, hasta Callao, que se urbanizó a principios del XX, con joyas modernistas como Metrópolis, otras maravillas racionalistas como el Cine Capitol, o los primeros rascacielos, como el Edificio de Telefónica, uno de los más tempraneros de Europa, además de otros que siguen las formas de la Escuela de Chicago. De Callao en adelante, es una urbanización nacida de la postguerra, con interesantes edificios neoherrerianos, y que acaban en la Plaza de España, donde se encuentran los que fueron los edificios más altos de nuestra nación en mucho tiempo: la torre Madrid y el edificio España. 
    El primer tramo tiene un aspecto más francés.

    El segundo tramo, tiene un claro aspecto norteamericano.
      • La Castellana. Calle que nació de un antiguo camino, y de una cañada real, tan tradicional en el centro peninsular español. Ya nació con vocación expansionista y de gran avenida. Hay dos tramos, uno primero más antiguo, entre Cibeles y Colón, donde se encuentran joyas aún del XVIII. Y otra posterior, hasta plaza de Castilla o las Cuatro Torres Bussiness (según se considere), donde los palacetes y chalets del XIX prácticamente han desaparecido para dar lugar a enormes ministerios y amplias zonas financieras con rascacielos. No obstante, algo queda, como es el caso de la casa de Sorolla, en las cercanías. 
    La Casa de Sorolla, una de las últimas mansiones.

    Aspecto de la zona de Azca.

    La avenida tiene multitud de edificios oficiales como la Biblioteca Nacional.
      • Paseo del Prado. La calle más antigua de las tres mencionadas, y junto con la Castellana forma de una de las avenidas más largas del país. Su historia está vinculada a los Borbones, aunque si bien nació de la mano de Felipe V, lo cierto es que fue el rey Carlos III el que le dio la forma actual y que le ha valido para ser patrimonio de la humanidad. Vinculado a los procesos reformistas de dicho rey y del Conde de Aranda, quienes querían convertir Madrid en una urbe adelantada, similar a París, por eso tiene ese aspecto francés con extensos bulevares para el paseo. Es una joya natural por su magnífico arbolado, y monumental, pues podemos encontrar multitud de fuentes, como la de Cibeles o Neptuno entre las más famosas, palacios como el de Linares, edificios modernistas como el de Correos, el Ritz o el Palace, el Jardín Botánico, un observatorio astronómico de estilo neoclásico, entre otros. Además de ser una de las calles con más concentraciones de museos (algunos de los más importantes del mundo), pues se pueden encontrar el Prado, el Reina Sofía, el Caixa Forum y el Thyssen.
    Uno de los bulevares típicos del paseo.

    Monumento a los Caídos en el 2 de Mayo, y su frondosa arboleda.
    • Barcelona. Aquí hay que hilar muy fino, pues la Ciudad Condal, tiene un urbanismo muy particular que habría que dividir en dos supuestos diametralmente opuestos, uno primero, que afecta al casco antiguo (Barrio Gótico, Raval y Ribera), y otro que afecta al Ensanche. 
      • Las Ramblas. Aunque son varias en el callejero, vamos a considerarlas como lo que son, un solo conjunto urbano que divide en dos el centro histórico, creando un lugar de paseo para los barceloneses, esparcimiento y ocio. En ella se encuentran mercados como el de la Boquería, o el teatro del Liceo, así como cafeterías y restaurantes. También tienen lugares eventos festivos como la Feria del Libro, sirviendo de salón de encuentro de la localidad. Asimismo, sirve de desahogo urbanístico, así como de vía principal (en los laterales) para el tráfico del centro. Nació en el XIX, a causa de la destrucción de varios conventos que se situaban allí, debido al fenómeno de las Desamortizaciones. 
    Un paseo siempre ambientado.

    Las Ramblas desde el Monumento a Colón.
      • Paseo de Gracia y Diagonal. Ahora nos vamos al contiguo Ensanche, un ejemplo de urbanización ordenada y limpia que asombró al mundo, y que no es nada común en una Europa en la que pesan mucho las herencias. Para ir a ver algo parecido habría que viajar hasta Nueva York. Ideada por Idelfonso Cerdá, hay que destacar dos vías con funciones muy distintas: el Paseo de Gracia, que como su nombre indica, aparte de ser una avenida principal es lugar de encuentro, y donde además, se concentran los mejores edificios modernistas de la ciudad (La Pedrera, Casa Batlló, o del Fénix entre otros), amén de otros racionalistas, que por tener menos fama, no dejan de ser asombrosos. La Diagonal en cambio, tiene un carácter más funcional, y fue trazada como vía rápida para que el tráfico atravesara el Ensanche ´de la manera más veloz y sin congestionarlo. No obstante, también algunos edificios modernistas llaman la atención como el de "Los Pinchos", u otros como el Palacio de Pedralbes o la más moderna Torre Agbar. 
    También la arquitectura racionalista está presente en El Ensanche.

    Manzana de la Discordia en el Paseo de Gracia.
    La Pedrera.
    • Pamplona.
      • Avenida de Carlos III, El Noble. La capital navarra, como casi todas las industriales ciudades del norte, quiso a finales del XIX, una ampliación urbana ordenada en forma de ensanche. La cuestión se complicaba porque la ciudad es una de las más fortificadas de España, a causa de ser una de las entradas a nuestra nación desde Francia. Con lo que los estamentos militares ponían trabas una y otra vez para evitar el derribo de murallas y la interposición de edificios frente a su área de tiro. No obstante, se logró un mínimo ensanche, aunque no fue hasta el segundo donde se construyó, de nueva planta, una calle que fuera la principal y que sirviera de columna vertebral del mismo. En origen se denominó como Gran Vía de homónimo y real nombre, con el motivo de situar a la localidad entre las grandes, pues estaba de moda la urbanización de "grandes vías", pero esta denominación no gustó entre los pamploneses, que sólo optaron por el nombre regio con la simple rótulo de avenida.
    Avenida de Carlos III, el Noble, en Pamplona.
      • Paseo Pablo Sarasate. A unos pasos de la anterior vía, se encuentra este bonito paseo, típico del XIX, y que delimita el centro histórico de la ciudad con los distintos ensanches. Nacido, como otros muchos, del derribo de las murallas medievales, forma un largo camino ajardinado, con bellos árboles de hoja caduca, y que aún conserva ese carácter decimonónico de elegancia que se impregnaba a todo en la época. Edificios isabelinos, neoclásicos, modernistas y medievales alternan en un bonito rincón más, de una de las ciudades más ajardinadas de Europa.
    Paseo de Pablo Sarasate.
    • Burgos. Paseo del Espolón. El llamado Salón de Burgos, es un precioso paseo que no implicó derribo alguno de murallas, pues se encontraba a extramuros. Fue a costa del río Arlanzón, ocupando unos terrenos inundables allá por el siglo XVIII. En el XIX, se derriban las murallas y se construyen las casas que actualmente se encuentran, y en época isabelina se embellece con estatuas, templete y una fuente. En el XX, se sustituyen los tilos por plátanos de sombra. Entre los edificios destacan el principio y final del paseo, con el bonito Teatro Principal (1.858) y el Arco de Santa María, gótico de los siglos XIV y XV. Así como el modernista Círculo de la Unión, donde se instaló el primer café de la ciudad. 
    Estatuas con el Arco de Santa María al fondo.

    Paseo y el Teatro Principal.
    • Sevilla. La localidad hispalense, como muchas localidades del sur español, recibe una enorme herencia patrimonial y monumental en lo que a lo urbano se refiere, así como una larga decadencia posterior al XVIII, que le impide el proceso de industrialización y el posterior desarrollo de un ensanche, como sí sucede en el norte. No obstante, sí que existen proyectos, sobre todo a lo largo de XIX y principios del XX, para relanzar a la ciudad al lugar que le corresponde. Distinguiremos tres proyectos distantes en el tiempo.
      • Calles San Fernando y Avenida de la Constitución. Son dos calles contiguas que nacieron en distintos proyectos, pero ambas tienen en común su origen: el derribo de las murallas almohades, y la apropiación del terreno de parte de los Alcázares. Mientras que la primera, nace en el siglo XVIII, para comunicar la zona del Prado con la Puerta de Jerez. Entre los edificios destaca la solemne y enorme Fábrica de Tabacos, enorme obra acadamecista con herencias barrocas, del siglo XVIII, así como el Hotel Alfonso XIII, obra regionalista para la exposición del 29, además de una pequeña capilla gótica, que perteneció a la antigua universidad medieval de la ciudad, y que se encuentra en la Puerta de Jerez. La segunda, como la Gran Vía madrileña, nace a finales del XIX y se desarrolla a lo largo del XX. En ella podemos encontrar los gran parte de los principales monumentos de la ciudad como la Catedral con su Giralda, el Archivo de Indias, o los Alcázares, sin desmerecer a la Parroquia del Sagrario (una joya), la torre Abd el Aziz, o los posteriores edificios regionalistas, muchos de ellos obras de Aníbal González, otros no, pero son también formidables como el Teatro Coliseo, y hay otros emblemáticos como el neomudéjar edificio de La Adriática. 
    La Avenida de la Constitución es una de las más bellas de la ciudad.

    Fábrica de Tabacos, ocupa todo un lateral de la calle.
      • Paseo de las Delicias. Bonito paseo, que va a a parar a la avenida de las Palmeras. Ambas vías nacieron al amparo de la Exposición Universal del 29, ambas están rodeadas de la típica arquitectura regionalista de la época, en el primer tramo, del Parque María Luisa, con los distintos pabellones, y en las Palmeras, con mansiones y chalets. Aunque no obstante, la vía nace en la ribera del río, tras la famosa Torre del Oro, y pasa por el Palacio de San Telmo.
    El recinto de la Exposición del 29, supuso un verdadero ensanche para la ciudad.
      • Alameda de Hércules. Un curioso y temprano ejemplo de desahogo urbano, ya que fue urbanizado en el año 1.574, un caso precoz de jardines públicos, para esparcimiento y ocio de la gente, y que ha conocido tiempos mejores y peores. Hoy en día se encuentra francamente recuperado, y con multitud de locales de restauración. Destacan las dos columnas romanas con las estatuas, procedentes de Itálica, justo encima de éstas, dos estatuas de Hércules y Julio César, obras renacentistas de Diego Pesquera. Además del Edificio de las Sirenas, obra decimonónica, con aspecto francés, tanto en su arquitectura como en su decoración.
    Casa de las Sirenas, un palacete francés en Sevilla.

    La Alameda es, tal vez, el paseo más antiguo del mundo.
    • Málaga. Al igual que Sevilla, la ciudad costasoleña tiene una marcada herencia musulmana en su antiguo urbanismo, a lo que se le suma lo apretado de un entorno en el que las montañas caen prácticamente al mar. Por tanto no es terreno lo que sobra, no obstante, tuvo una pronta industrialización y un puerto cosmopolita, que marcarían el devenir del urbanismo en el XIX. Aquí podemos distinguir dos clases de calles:
      • Calle Larios: Típico caso, que al igual que la Gran Vía madrileña o Las Ramblas barcelonesa, en el que se derriba parte del centro medieval para conectar el centro (Plaza de la Constitución) con el muelle. Es una de las vías más interesantes de España, ya que es la que conserva, de manera más pura, el estilo curvo en las esquinas de la llamada Academia de Chicago. 
    Imagen de Google Maps.
      • El Parque y la Alameda. En éste caso, es el derribo de las murallas, y el terreno ganado al mar, precisamente con los cascotes de las mencionadas fortificaciones, y algunas casas del entorno de la Alcazaba, y que sirvieron para hacer el relleno que dará lugar a los mencionados paseos. Son lugares agradables, adornados con impresionantes especies de árboles tropicales. La arquitectura también es interesante, y llaman la atención tanto el Ayuntamiento o la Aduana, como algunos bloques de oficinas de mediados del siglo pasado.
    Vista del Parque desde Gibralfaro.
    • Granada. Gran Vía de Colón. Otra capital complicada para el urbanismo, ya que al igual que las anteriores, la herencia arquitectónica es impresionante. A eso hay que sumarle lo complicado de un terreno, montañoso en ocasiones, así como enmarcado entre dos ríos. No obstante, aún así, existe en el siglo XIX, y vinculado a la industria azucarera, un proyecto de gran vía comercial y principal, para la ciudad. Eso sí, no exento de polémica, porque hablamos de pleno centro histórico, donde se tuvieron que derribar varios palacios e iglesias. Algunos de incalculable valor. El aspecto actual de la calle es variado, con multitud de edificios modernistas que imprimen una clara influencia francesa.
    Edificio Colón, en la Gran Vía de nombre homónimo.
    • Córdoba. Paseo de la Victoria. He aquí un caso afortunado y poco corriente. El centro histórico  de la ciudad se encuentra intacto, y en el siglo XVIII, a extramuros, se decide urbanizar un enorme paseo o bulevar para esparcimiento de la ciudadanía. Son destacables dos mausoleos romanos circulares, del cual, uno se conserva íntegro, y entre medio de ambas, una calzada de la época. También una caseta de feria modernista, un kiosko decimonónico y una pérgola del año 1.930, que sirve de fondo (no tenía más fin que el decorativo) de la estatua del Duque de Rivas.
    Estatua del Duque de Rivas con su pérgola como fondo.
    • Cartagena. Paseo de Alfonso XII. Al igual que Málaga, y como muchas ciudades mediterráneas, la localidad sufre de escasez de espacio debido a la cercanía de los montes al mar. Por lo que en ocasiones tuvo que recurrir al relleno del mismo, allá por el año 1.874, para ganar espacio, ya que aparte de ser un importante puerto comercial, lo era más aún en el plano militar. Sin embargo, a diferencia de muchas, el paseo que se generaría con el terreno ganado, no implicaría destrozo de patrimonio alguno, ya que la antigua muralla del XVIII, quedaría tierra adentro, pero se protegería, y aún sigue adornando un extraordinario paseo ajardinado, y que ha servido también de lugar de celebraciones de distintas fiestas. 
    Paseo Alfonso XII.
    • Almería. Parque Nicolás Salmerón. Otro caso típico de localidad mediterránea, donde se suceden la concatenación de hechos: derribo de murallas medievales, creación de puerto y aprovechamiento del terreno ganado para crear un parque o paseo paralelo al muelle. Dicho proyecto se realizó en los años cincuenta del XIX, siendo la famosa fuente de los delfines de 1.857 o la de los Peces de 1.957. El paseo, puede dividirse en dos, siendo el viejo el mencionado, y el nuevo (a partir del Indalo hasta la Rambla), ampliación creada en la posguerra. 
    Fuente de los Delfines.
    • Huelva. Avenida Martín Alonso Pinzón (Gran Vía). Tardaría la localidad choquera en tener una vía o paseo que estructurara o desahogara el centro. Tuvo que esperar hasta la posguerra para empezar a iniciar las primeras expropiaciones y derribos. Al igual que la mayoría de grandes vías urbanas, se debe al derribo de múltiples calles y antiguo caserío, en éste caso, la principal víctima fue la tabernera calle de Enmedio, que pasó de los vinos a los documentos de la burocrática avenida actual. No obstante, la misma daba desahogo al centro, dando una salida fácil desde la Plaza de las Monjas hasta la Casa Colón, lugar antaño de salida de la ciudad. Hoy día es una de las calles de mayor empaque de la urbe. Presentando un aspecto más norteño debido a su arquitectura y soportales, así como por su ayuntamiento, el cual tiene la arquitectura típica de Madrid. 
    Aspecto de la Gran Vía en su inicio.
    • Jerez de la Frontera. Calles Larga y Porvera. La ciudad bodeguera ha conservado milagrosamente un casco antiguo muy monumental, con muchas calles del medievo. Y dos son vertebradoras de lo que iba a ser la divisoria entre los barrios antiguos y los nuevos que iban creciendo, nacen en el siglo XVI, y de la forma más extraña. La rareza es a causa de que las mismas siguen el recorrido de la muralla almohade, de ahí el nombre de Porvera (ir por la vera), pero a diferencia de otras localidades, en estas no se derriban sino que se permiten el mantenimiento de las mismas, y actualmente, se encuentran tapadas por las casas que las utilizan de soporte. Son calles de extraordinaria arquitectura, alguna joya medieval o renacentista, como el Palacio de los Marqueses de Villamarta o el Convento de Santo Domingo. Hasta obras contemporáneas, regionalistas como el emblemático Gallo Azul, de Aníbal González o el neoherreriano Banco de Andalucía.
    El Gallo azul, en la Calle Larga.
    • El Puerto de Santa María. El Parque Calderón. Otro caso en el que muelle da lugar a un paseo paralelo, sólo que en este caso, el puerto sea fluvial. Su creación data del finales del XIX, dándose por terminado en 1.895, siendo a partir de entonces, lugar de esparcimiento de los portuenses. No obstante, el lugar no deja de ser una ampliación de un parque anterior, y más antiguo, y de la Plaza de las Galeras, con su famosa fuente que data de 1.735, y que servía de aguada de los barcos. Las esbeltas palmeras y su casas con soportales dan la imagen más típica de la ciudad. 
    Fuente de las Galeras, al final del paseo.
    • Tarifa. Alameda de la Victoria. El casco antiguo de la ciudad más meridional de la Europa continental, se encuentra perfectamente encerrado y conservado entre sus murallas, algunas del siglo X, de las más antiguas de Europa, aunque la mayoría son del XII o del XIII. Al borde de las más occidentales, mirando al puerto y al Castillo califal, se crea el paseo actual de la Victoria, el cual debe tener orígenes anteriores al XIX, pues en el año 1.812 se le denomina de la Defensa, por ser el lugar de resistencia al francés. 
    Vista de la Alameda con sus murallas.
    • Cádiz. El centro histórico de la ciudad es mayoritariamente del XVIII, siglo en el que existe un urbanismo academecista, de corte neoclásico y ordenado. Y ello es lo que diferencia en su calle más central del resto de vías principales de las ciudades antes mencionadas. Ésta nació de primeras, de nueva planta y sin el sacrificio alguno del derribo de antiguos caseríos. Destaco dos calles principales, con distintos objetivos.
      • Calle Ancha. La mencionada calle principal, estructural, y que viene a ordenar el centro es la más ancha y señorial de las que les rodea. Como he mencionado nació como una nueva urbanización, uniendo dos calles y desembocando en la plaza de armas de la ciudad, conocida como la de San Antonio. En ella hay multitud de palacetes, sobre todo del XVIII, como el del Rectorado, una iglesia neoclásica (la de San Pablo), y un palacete decimonónico de grandes proporciones y en estilo isabelino (influencia francesa de segundo imperio), todo dentro de una armonía urbana. Además fue lugar de noticias y mentideros políticos durante la época de Las Cortes. 
    Calle Ancha en Navidades.
      • Paseo de Canalejas. Aunque ya antes la ciudad había gozado de paseos y parques con el de Genovés, y los de jardines de la Alameda en su borde amurallado, no será hasta el derribo de la muralla, más allá de 1.906, cuando la ciudad tenga un bulevar o paseo ajardinado, y como es común en las zonas portuarias, en paralelo al muelle. Grandes árboles, y frondosos jardines lo adornan. Además de importantes edificios de distintas épocas, como la antigua aduana, neoclásica del XVIII, la decimonónica biblioteca municipal o el racionalista edificio Transmediterránea, de los años 30 del siglo XX, o el edificio Fénix, de mediados del siglo pasado. Así como de la llamativa Fuente de las Tortugas. 

    Edificio Fenix, al final del paseo.

    Casas del XVIII, en Canalejas.
    • San Fernando. Ya por último, en nuestra ciudad, destaco dos calles, una principal y que estructura a toda la localidad, y otra proyecto del XIX, típico bulevar ajardinado decimonónico. 
      • Calle Real. Vía que vertebra a toda la ciudad, pero que a diferencia de todas las mencionadas antes, es la urbe la que va naciendo en torno al camino y no al revés. No es por tanto, fruto de un proceso urbanizador, sino de un proceso de ocupación, debido a la presencia de negocios para atender a los viajeros, de ahí la variación de anchura de la calle a causa del desorden en las distintas construcciones, que se van proyectando en función de los diferentes dueños de fincas. No obstante, una vez que se determina que la ciudad será capital del Departamento Marítimo, se empieza a poner orden en el urbanismo de la localidad, dentro de los ideales acadamecistas y neoclásicos. De ahí nacen proyectos como la Alameda o la Plaza del Rey con su magnífico Ayuntamiento, y su trazado, mayoritariamente ortogonal. En la Calle Real isleña se concentran la mayoría de edificios civiles y religiosos más importantes de la ciudad: las iglesias del Carmen, de San Pedro y San Pablo, y la de San Francisco, la Compañía de María, el Patio Cambiazo, la Casa Lazaga o el Castillo de San Romualdo entre otros edificios monumentales.
    El caserío no tiene un aspecto uniforme, lo que indica su crecimiento espontáneo.

    Aspecto de la Calle Real en su zona más ancha y central.
      • Paseos del General Lobo (La Glorieta), Joly Velasco y General Conforto. Aunque sean tres paseos distintos, y proyectados en diferentes tiempos, lo cierto es que sólo se encontraban divididos por la vía del tren. Hoy forman un único y bello conjunto ajardinado con el soterramiento de la misma. Siendo en un principio, como el más antiguo el de General Conforto, en la zona militar, y que puede ser originario del XVIII, aunque el actual, está fechado en una de sus entradas en 1.838. Siguiendo en tiempo la mencionada Glorieta, de finales del XIX, siendo la más nueva la de Joly Velasco. Entre los edificios o monumentos destacables se encuentra el Sagrado Corazón, obra de Antonio Bey, la locomotora de la Azucarera Jerezana en la Glorieta, o el Cuartel de Batallones, la antigua Escuela de Guardamarinas, o el Panteón de Marinos Ilustres en el de General Conforto. Hay que decir, que el origen de los bulevares tienen un mismo objetivo, que es dar lugar a una bella entrada a la ciudad, pero precisamente eso, cada paseo estaba en una ciudad distinta: La Glorieta en San Fernando, y General Conforto en San Carlos, considerada una población aparte. Todos se proyectaron de nueva planta, sin derribo alguno de edificios.
    Sagrado Corazón de Jesús, en La Glorieta.

    Paseo Joly Velasco.

    Paseo General Conforto.
     Termino con nuestra ciudad, y que sirva para ver que, también, como cualquier ciudad importante en tiempos pasados, tuvo también proyectos similares a los de las grandes urbes. Un saludo desde el sur.